martes, 31 de marzo de 2009

Poda de ideas




Durante una semana he sometido a mi perra a un tratamiento intensivo de inmersión al aire libre en calidad de acompañante en los trabajos agrícolas de la poda de olivares, a ver si de esa forma mitigo la preocupante adaptación de su naturaleza a la vida urbana y a sus vicios sedentarios.

Ni por esas. Con su fino olfato de adaptación al medio, se tumbaba debajo de la sombra bucólica del olivo, se ovillaba entre las ramas cortadas para estar más fresca o escarbaba en la tierra blanda hasta encajar su lomo en un agujero que le proporcionara la humedad suficiente para soportar el calor. Me veía alejarme y a la distancia de tres olivos, con disciplina prusiana, me seguía de nuevo para empezar su ritual sibarita de acomodo. Jodía perra, no hago carrera de ella.

Como ha estado así una semana, sin arrimar el hocico al teclado del ordenador, creía –ingenuo de mí- que no debía sentirse inspirada y que como mucho me entraría por la intervención del Banco España de la CCM seguida como tema de candente actualidad por las teles en la tarde del domingo, mientras otras seguían haciendo alardes de la fiesta del trapío y la bravura como si su reino no fuera de este mundo.

Pero a Ayla le pierde su obsesión por la originalidad y siempre que puede esquiva competir con tertulianos, periodistas de renombre y opinadores mediáticos sobre temas de actualidad porque en el fondo se sabe en batalla desigual, ya que ella, al fin de al cabo, solo es una perra.

¿Bueno y de qué quieres que escriba? le pregunto cuando ya le veo las intenciones en su paso sigiloso.
-De la poda- me dice mientras tuerce su cabeza de forma altiva.
¿De la poda del olivo?
- No mentecato, de la necesaria poda de ideas para que los humanos y su sociedad encuentren el equilibrio que les haga florecer.

Doy síntomas de confusión que ella ignora y se suelta –que lo estaba deseando- en paseos socráticos de ida y vuelta por la habitación del ordenador.

El pensamiento de las personas –me dice- necesita de una periódica poda y proporcional en su intensidad a la longevidad de sus cerebros
Continúa –le animo- porque la senda abierta me parece interesante y no tengo ni idea cómo puede acabar.

Pues al igual que los árboles dan más fruto en las ramas jóvenes, los humanos deberíais practicar por higiene mental una poda mental como único método de regalar a vuestros semejantes pensamientos originales y de manteneros sabios.

Todos esos y esas que se mantienen en principios inamovibles, que son refractarios a las nuevas ideas y sensibilidades sociales, padecen de un exceso de leña que es necesario podar si quieren seguir siendo valiosos para los demás creciendo con la experiencia como individuos y no menguando con los años como suele ser habitual, bajo un sonsonete gruñón.

Hay -dice mi perra muy didáctica- exceso de leña, de madera vieja en el machismo, en la rebaja de impuestos de la derecha económica y social, en las manifestaciones contra el aborto, en el racismo, en el derecho de veto de Naciones Unidas, en la negativa a investigar con células madre, en los nacionalismos étnicos y culturales, en las listas cerradas y blindadas de los partidos…

Para, para, le digo que te estás híper ventilando perra pero ella hace caso omiso porque está embalada.

Insisto –continúa mientras se tumba como si buscara de nuevo las ramas de olivo- es imprescindible de vez en cuando podar ideas y principios ya retorcidos y secos por el paso de los años para dejar espacio a brotes y ramas nuevas que nos permitan seguir sorprendiéndonos de lo que ocurre a nuestro alrededor, contribuyendo a una sociedad mejor, sirviendo a las nuevas generaciones de oráculo de futuro.

Lo contrario, cuando nos poblamos de un gran volumen de esa madera, que no deja pasar ni el sol ni el aire, sólo oímos lo que queremos escuchar, sólo vemos lo que queremos ver, solo leemos lo que ya sabemos, y al final, mientras nos vencemos por el paso de los años nos despiden nuestros prójimos y prójimas con el adiós más triste.

¿Y que es lo que te ha contado?
- Pues que va a contar, lo de siempre-

Esta perra me preocupa sinceramente, voy a tener que llevarla al veterinario para que le mire cuánta madera tiene en su cabeza y yo luego al de cabecera para que me mande un TAC.
PD. A petición de Cortes, una señora con un dechado de virtudes, entre las que se encuentra además de ser de Alcaraz y seguir este blog, su preocupación por el uso correcto del castellano, este artículo ha sido corregido, una vez convencida Ayla (y mira que es una perra muy mirada con los derechos de autor) que el uso del vocablo escarda no era correcto.
Aquí queda expreso el agradecimiento a la dama y la corrección pertinente

2 comentarios:

  1. Odo, nene, qué calidad tiene este último post. Plas, plas, plas, plas. Mu güeno, sí señor. Cada día me cae mejor Ayla.

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  2. pos yo te felicito por continuar con la marcheta...

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