domingo, 22 de marzo de 2009

La hermandad del Santo Condón


Sevilla, la eterna novia del Guadialquivir, paseará el blanco a hombros de cofrades, hermanos y costaleros durante esta Semana Santa, "para defender el derecho a la vida y rechazar las modificaciones que prevé el Gobierno en la Ley del aborto”.

El blanco inmaculado, el de las fachadas encaladas, el de las once mil vírgenes, inundará Andalucía con su capital a la cabeza porque la Brunete Episcopal ha decidido reeditar la historia e iniciar una nueva Reconquista, esta vez desde el Sur hacia el Norte del suelo patrio.


Ayla, que tiene un sentido pragmático de la vida, defiende que aunque no sea católica, porque a ella no la llevan a la bendición de San Antón para que le den un hisopazo ni con collar de castigo, es temerosa de Dios y que en asunto tan delicado como el que nos ocupa, me retrate yo, porque no está dispuesta a asumir que además de su condición de negro literario y perra, también pueda ser reo de excomunión.

Perra cagona- le digo- pero me ignora y como si quisiera salvar su dignidad de librepensadora, aparece al rato para responderme que ella reivindica la reducción de jornada, el Plan Concilia y que se suma a la reivindicación de la última asamblea de FAPE en Sevilla, para que los festivos tengan la consideración de jornada especial en el Real Decreto 1561/95 y que por lo tanto, hasta que los plumillas no se la metamos al Gobierno, después de tanto años de oprobio, ella los domingo no trabaja.

- Jodía perra-

A solas con este marrón digo yo, a estos santos cofrades que hasta impiden la participación de las mujeres debajo de las faldas de los Pasos para evitar tocamientos o rozamientos indecorosos -en que estarán pensando estos santos varones mientras se desriñonan en los vía crucis- quién les ha dicho que la reforma es de cumplimiento obligatorio como la declaración de Hacienda.

No será un servidor quien cuestione las conciencias de creyentes de toda condición, a pesar de que crea que si Dios existe, es un incompetente y ni el Espíritu Santo le ilumina a la hora de elegir a sus portavoces. Pero no deja de ser una paradoja que los agraciados con el don de la fe no se conformen con haber sido distinguidos por la divinidad y nos quieran obligar a compartirla, aunque el resto no haya cursado ni siquiera la solicitud.

Procesionar un lazo blanco en la Semana Santa, me parece tan legítimo como exhibir manos blancas o una escarapela azul, lila, roja o tricolor como la de la Revolución Francesa, pero al menos ya que defienden este evento por su adscripción a la doctrina de la Iglesia Católica – no creo que llegue la cosa a los cantos de saetas sobre los derechos del no nasciturus ni a la bendición de las Hermandades del bebe-lince- deberían desfilar con todo el corpus doctrinario.

Y como el condón, es el primer atentado contra la vida, porque impiden el gozoso encuentro entre espermatozoides y ovulo, yo les propongo que también lo procesionen entre Estación y Estación, aunque pueda poner en peligro el espíritu de recogimiento de esta manifestación popular – que a veces somos como niños que en cuanto nos mientan los misterios de la raza humana de cintura para abajo nos reímos como lelos-

Así esta Semana Santa urbi et orbi en los pagos de la Conferencia Episcopal pienso asistir aunque mi perra no me acompañe, a todas las procesiones para con todo respeto ver lazos blancos, mapas de una tierra plana, posters de linces ibéricos, imágenes de los salvados por la hoguera de brujería, reparaciones a la Cruzada de la espada y a la de la memoria histórica también y pancartas de “Mujeres no, ni debajo de los Pasos ni encima de los altares”.

Ya se sabe innovar o morir, también en Semana Santa. Dios mío que cruz.


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