jueves, 13 de agosto de 2009

A mi también me espían


Excelentísimo señor Presidente del Tribunal Superior de Justicia.
Me dirijo a usted para informarle que dios mediante en los estudios particulares de mi apartamento en la playa y en ausencia de mi amo, grabaré una declaración pública, sin derecho a preguntas, denunciando la conspiración contra mi ser y contra los derechos que me asisten, como perra sujeta sometida al imperio de las ley, las normas, los usos, las buenas costumbres y las ordenanzas municipales.
Señor presidente, denuncio ante los medios de comunicación que estoy siendo objeto de seguimientos ilegales y que mis conversaciones personales están siendo grabadas con el fin espurio de perjudicar mi imagen pública y el derecho al honor que modestamente me estoy labrando, aunque sea a costa del elevado importe de facturas de lexatín que provoco sin misericordia a mi amo.
Como este contubernio de inspiración claramente fascista y totalitaria -sobradamente probado- contamina a todos los poderes del Estado, ya he remitido mi denuncia pública al Tribunal de la Haya, a la ONU, a la OEA, a Greempeace, a Amnistía Internacional y a todos mis colegas del recinto de perros del Parque que siempre han sido solidarios con mi causa.
Yo creo que debería bastarle mi palabra para abrir diligencias pero como soy absolutamente escrupulosa con el “Actori incumbis onus probandi “ y no como otras pelonas, gustosamente mi asesor le hará llegar una copia en DVD de mi rueda de prensa donde se demuestra la felonía y el sindiós al que hemos llegado y por lo que el Estado de Derecho le exige intervenir sin mayor dilación.
Señoría yo denuncio que, el chip que sin mi consentimiento me colocaron en el lado izquierdo de mi cuello, en realidad se trata de un mini- receptor de telecomunicaciones que enlaza con satélites espías del SIS británico, de la CIA americana, del SDCE francés y del Mossad israelí a los que los conspiradores tienen arrendados sus servicios porque con la crisis al CNI no le llega para servicios propios.
Ante esta certeza y tras laboriosas investigaciones realizadas por mi cuenta, he logrado descubrir que al veterinario que me implantó el chip con el subterfugio de acatar la ordenanza municipal, le han presentado este verano a un periodista, que tenía una amiga economista, que era vecina de un asesor, que lucía unos bigotes de particular, que hacía negocios para un productor, de vídeos y bolsos, afiliado al Partido Popular.
Ante tales evidencias señoría tiene que extremar su celo y empeño en demostrar esta denuncia con cuantos medios crea necesarios y proporcionales a la magnitud del peligro en que se encuentra nuestro país, donde jamás en nuestra historia el señor Montesquieu ha corrido tanto peligro.
Como podrá comprender me excuso por la canícula veraniega de acudir a los juzgados pues me hayo de vacaciones en Santapola, pero le prometo, que en cuanto finalicen estos días de asueto y pueda garantizar el suficiente número de fotógrafos a la entrada del Tribunal, acudiré presta a registrar mi denuncia.
Señoría este grado de acoso no es tolerable, en cuanto salgo a la calle y doblo una esquina me encuentro con un miembro o miembra de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, el jardinero del Parque me espera siempre en la entrada e invade mi intimidad y los agentes medioambientales me piden constantemente mi identificación, todo por culpa ese microchip fraudulento que me acompaña como un pecado original y que debe por el bien de España y de los españoles neutralizar-
Porque es lo que digo yo señoría baste que la libertad de opinión y de movimientos esté en peligro aunque sea de un solo individuo -invidua en mi caso-, aunque se trate de una perra de origen humilde como yo, para que las libertades públicas de todos sus ciudadanos y ciudadanas estén en peligro.
Le ruego pues aparque los sumarios en curso abiertos por la tontá esa de los regalos, que al fin de al cabo solo es envidia, y se ocupe de esta denuncia publica y como decimos los bienaventurados que somos perseguidos por causa de la justicia, suya es la tarea de buscar las pruebas que para eso pagamos nuestros impuestos.
Eternamente agradecida una perra perseguida.
PD. Le mantendremos al corriente de cómo prosperan las denuncias tramitadas en los tribunales internacionales, que en estas cosas – no es por ná- son mucho más sensibles en salvaguardar las esencias de la democracia.

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