martes, 24 de febrero de 2009

Antena 3 Lo mama

Mi perra lee todo lo que cae entre sus patas con la insana intención de tener criterio propio. Yo le digo que eso es contrario al orden natural y en consecuencia perjudicial para ella, pero como la semana pasada ya le metió mano a los presocráticos que estaban en el segundo estante, endereza las orejas y me gruñe que lo más contrario al orden natural es la ignorancia a la que achaca todo tipo de desórdenes.

Tener y mantener una perra así es desesperante. No es porque antes asintiera sin más a mis monólogos y que se limitará a rezongar de vez en cuando a mis parlamentos para cumplir con esa función de redundancia de la que hablan los semiólogos, ni mucho menos, porque desde cachorro siempre ha hado muestras de carácter y raza algo contestataria.

Ayer, viendo la entrevista al presidente Zapatero en las noticias de Antena 3 la cosa empezó mal.

Vaya por delante a que a mi perra no le gusta nada dicho canal y tiene la manía de patear el mando para pasarse a la Cuatro, o ver Rex en la RCMT aunque solo sea para criticarle de servil y chuloperras que ya son manías pendencieras las de este bicho.

Como no me gusta que hable mal, le di ya un primer pescozón entre las orejas cuando empezó con bromas de mal gusto con el apellido de la directora de informativos Gloria Lomana, a la que adjudicó entre aullidos que - lo mama, esta muchacha lo mama- refiriéndose al cuestionario que parecía enviado por burofax desde la calle Génova.

Entre pregunta y respuesta bufaba y suspiraba ante la previsibilidad de las cuestiones planteadas y aplastaba el morro contra el cojín cuando veía a la periodista como sin ningún recato introducía juicios de valor en cada pregunta extraídos de los argumentarios de los gaviotos.

Solo puso las orejas enhiestas cuando se habló del ministro Bermejo, porque es muy puntillosa con el tema de la justicia, convencida que no ocupa el lugar que se merece en este mundo, y detesta por ética y estética que unos bichos cacen a otros, porque se las da de muy evolucionada.

En que momento me atreví a acusarle de snob, por predicar su rechazo a la caza viniendo de una perra y recordándole sus carreras tras conejos y liebres.

La muy cabrona ni se inmutó ante la contradicción asegurando que lo hace por espíritu deportivo y por mantenerse ágil que anda preocupada últimamente por el sobrepeso, sin que nunca estos duelos campestres hayan llegado siquiera a la primera sangre.

Lista como el hambre no se dejó distraer y se puso en plan demagogo diciéndome que me entere, porque los periódicos sí se los tengo escondidos, si el ministro va a pagar la multa de entre 600 a 4.000 euros que lleva aparejada la sanción de cazar sin licencia que es lo que ponen al común de los mortales cuando les piílla en estas fechorías el SEPRONA y en plan prepotente, mirándome a los ojos, me reprochó que todavía no le haya informado sobre qué descuento se va aplicar a la nómina de los jueces que se pusieron en huelga.

Y es que tengo una perra cansina que emula al Principito y cuando hace una pregunta no para hasta obtener respuesta.

Lo único que salvó la velada que se estaba poniendo pelín tensa fue el deseo personal de la periodista al desear lo mejor al Presidente Zapatero, que le provocó un especial jolgorio de rabo con el que me tiró el cenicero de la mesa y un golpe bajo para zanjar lo de la cuestión cinegética que todavía no me ha perdonado cuando le reproché su injustificada manía a las ardillas para lo que no tuvo escape.

Eso es otra cosa –dijo- poniéndose muy digna, pero por fin metió el rabo entra las piernas y se fue muy ofendida al extremo del salón después de darle un bocao al mando a distancia.
Que se entere quien manda.

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